TRIBUNA – Morán, el Houdini de las infraestructuras: aparece en la foto, desaparece en las firmas

Hay políticos que gestionan y otros que, simplemente, desaparecen.

Hugo Morán, secretario de Estado de Medio Ambiente, pertenece con honores a esta segunda categoría. Es, sin duda, el Houdini de las infraestructuras: domina el arte de aparecer sonriente en la foto, prometer con solemnidad y, acto seguido, desvanecerse cuando llega el momento de estampar la firma que cambia las cosas.

La última función de escapismo se ha producido esta semana: la cancelación de la reunión prevista con la Junta de Andalucía para la firma del protocolo que debía desbloquear la finalización de la presa de Alcolea, una infraestructura que Huelva espera desde hace más de una década. La Junta acudía —bolígrafo en mano y predisposición absoluta— lista para firmar. El Ministerio, una vez más, se esfumó del escenario.

La presa que no termina de empezar.

La historia de Alcolea ya roza el esperpento administrativo. Paralizada en 2017 por una disputa contractual y por supuestas dudas técnicas, quedó reducida a un 23 % de ejecución. Desde entonces, se ha prometido su reactivación en innumerables ocasiones, con visitas, declaraciones y “compromisos inminentes” que siempre terminan en un mismo punto muerto: la falta de firma.

En junio de este año, la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural reiteró que el Gobierno autonómico estaba “en disposición total” para firmar el protocolo que permitiría asumir y culminar las obras. Desde septiembre, se esperaba una fecha concreta para sellar ese acuerdo. Esa fecha llegó. Pero el secretario de Estado, no. La escena se repite con un guión predecible: titulares amables, viajes institucionales a Doñana, promesas de cooperación… y después, el silencio. Un silencio que ya empieza a costar hectómetros cúbicos y oportunidades.

Del Albufeira a Bocachanza: promesas que se evaporan.

No es un caso aislado. En enero de 2024, Morán se comprometió públicamente a resolver la operatividad de Bocachanza —clave para los bombeos transfronterizos con Portugal— antes del 15 de abril. Se habló de “plazos cerrados” y “voluntad firme”. A día de hoy, ni hay reglas claras de bombeo ni un marco operativo que garantice a los regantes de Huelva los volúmenes comprometidos.

Mientras tanto, el Convenio de Albufeira sigue condicionando la gestión del agua al otro lado de la frontera, y las instalaciones de Bocachanza I —ya insuficientes— no pueden atender las demandas de los usuarios de Huelva, ni cumplir las nuevas exigencias ambientales que el propio Ministerio impulsa.

La paradoja es perfecta: un Gobierno que habla de sostenibilidad mientras mantiene paradas las infraestructuras que podrían asegurarla.

La provincia que espera y el secretario que no llega.

En Huelva, la paciencia tiene forma de embalse vacío. La presa de Alcolea no es solo hormigón y válvulas: es el símbolo de una provincia olvidada, castigada por la sequía y por la lentitud burocrática. Cada día sin firmar el protocolo es un día perdido para miles de agricultores que ven cómo el agua de lluvia se va al mar mientras la presa sigue a medio hacer.

Y en el centro del escenario o más bien, detrás del telón, está Hugo Morán. Un secretario de Estado que visita Doñana para hablar de conservación, pero no pisa Alcolea para hablar de construcción. Que concede entrevistas sobre biodiversidad, pero evita responder sobre el cumplimiento de compromisos hídricos. Que anuncia “transición ecológica” mientras practica la inmovilidad administrativa, llevándonos a una “Transición hacia la Sequía”.

La retórica del compromiso sin firma.

Morán ha perfeccionado un estilo muy de la política moderna: la retórica del compromiso sin consecuencia. Habla en futuro, nunca en presente. Multiplica los protocolos, pero no las presas. Convierte la gestión en una coreografía de anuncios que no llegan al BOE. Y mientras tanto, el campo andaluz se seca.

Los regantes de Huelva —que en otro tiempo confiaron en el diálogo institucional— ya hablan abiertamente de “parálisis total” y de “falta de compromiso político”.

La cancelación de la firma de Alcolea no es un incidente aislado: es la confirmación de un patrón. El patrón de un Ministerio que promete agua con tinta invisible.

El truco final.

El Houdini de las infraestructuras se ha superado a sí mismo. Aparece en cada foto, sonriente y solemne, para recordarnos que “la cooperación institucional es esencial”. Pero cuando llega el momento de convertir la palabra en obra, se escapa entre comunicados ambiguos y calendarios difusos. Quizás ese sea su verdadero talento: lograr que una presa paralizada parezca una decisión estratégica, y que una firma ausente se venda como prudencia.

Huelva no necesita más discursos, necesita hechos. Necesita que alguien —en Madrid o donde sea— entienda que sin agua no hay futuro. Y necesita, sobre todo, que el secretario de Estado deje de ser un ilusionista y empiece a ser un gestor. Hasta entonces, la foto seguirá en el periódico… y la firma, en el aire.

Fernando González

Presidente de Huelva Riega

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